En la periferia brillante
de una galaxia mediana,
en medio de un mar oscuro
donde flota nuestro mundo.

Tú, que vienes a rondarme
como los nueve planetas,
parece que cuando bailas
llueven miles de cometas.
Tú que vienes a rondarme,
amárrate a mí.
Tú que vienes a rondarme,
arrímate aquí.
Magia negra entre tus manos,
mil caballos desbocados
corren con el morro en llamas,
el fuego baila y tú cantas.
Lamen lunas desorbitadas
las mareas mareadas
así me sigues al trote
y de cabeza al galope.
Magia negra entre mis formas
suben hormigas, se enraman
romeros de sierras altas,
fresco el aire que me cantas.
Se han abierto las ventanas,
beben cientos de gargantas
mientras alzas con la mano
el vino que todo sana.
Tú que vienes a rondarme,
amárrate a mí.
Tú que vienes a rondarme,
arrímate aquí.
En los aposentos del universo
estás tú, que me esperas,
mi piel se llena de chispas
que saben a flores y a lenguas.
Magia negra entre tus manos,
altos jazmines se enzarzan,
amarran nuestras caderas,
vuelan hacia las esferas.
Fuentes de estrellas antiguas
santiguan nuestros jaleos,
arden en llamas azules
todas las voces del universo
con nosotros.
Río de ti, rayo de mí,
no siento ninguna pena.
Rayo de ti, río de mí,
esta es nuestra verbena.
Tú que vienes a rondarme,
amárrate a mí.
Tú que vienes a rondarme,
arrímate aquí.
En la periferia brillante
de una galaxia mediana,
en medio de un mar oscuro
donde flota nuestro diminuto mundo,
nuestro diminuto mundo.

Foto: Facebook Maria Arnal i Marcel Bagés

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