Hace días que te observo
y he contado con los dedos
cuantas veces te has reído.
Una mano me ha valido.

Hace días que me fijo
no sé qué guardas ahí dentro
a juzgar por lo que veo
nada bueno, nada bueno.

Si salgo corriendo, tú me agarras por el cuello,
y si no te escucho, grita.
Te tiendo la mano, tú agarras todo el brazo,
y si quieres más pues, grita.

¿De qué tienes miedo?
a reír y a llorar luego,
a romper el hielo,
que recubre tu silencio.

Suéltate ya y cuéntame
que aquí estamos para eso:
pa’ lo bueno y pa’ lo malo
llora ahora y ríe luego.

Si salgo corriendo, tú me agarras por el cuello,
y si no te escucho, grita.
Te tiendo la mano, tú agarras todo el brazo,
y si quieres más pues, grita.

Hace tiempo alguien me dijo
cual era el mejor remedio
cuando sin motivo alguno
se te iba el mundo al suelo.

Y si quieres yo te explico
en qué consiste el misterio
que no hay cielo, mar ni tierra
que la vida es un sueño.

Si salgo corriendo, tú me agarras por el cuello,
y si no te escucho, grita.
Te tiendo la mano, tú agarras todo el brazo,
y si quieres más pues, grita.
Grita.
Grita.
Grita.

Si salgo corriendo, tú me agarras por el cuello,
y si no te escucho, grita.

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