Hay algo sobrenatural
en tu manera de bailar.
Hay veces,
no muchas ni tampoco pocas,
que pienso en ti.

Hay algo retorcido
desde esta alegre impunidad.
Hay noches
proclives a las averías
que pienso en ti.

El pensamiento circular
con la cabeza vacía.
Hay noches
que todo es una porquería
y pienso en ti.

En el deseo,
en la bendita oscuridad
hay veces,
no muchas ni tampoco pocas,
que pienso en ti.
Que pienso en ti.

En un anillo de fuego
con mi gloriosa inmunidad
hay noches
que escucho muchas tonterías
y pienso en ti.

Hay algo delicado,
abandonarse a los demás.
Hay noches
que como muchas chucherías
y pienso en ti.

Son las miradas lanzadas a la cara
que me hacen recordar
lo que me estoy perdiendo.

Son las palabras
cargadas y agitadas
y tienen el poder
de transformar el tiempo
desde esta cama.

El crecimiento personal
en una cama vacía.
Hay tardes
que todo parece mentira
y pienso en ti.

Con mis zapatos
me sube por la barriga.
Hay veces
que olvido todo lo que había
y pienso en ti.

Me balanceo
lo que me puede marear,
mis brazos
girando siempre a la deriva
pensando en ti
como el Doctor Manhattan,
ajeno a la realidad.
Hay días
que ya no tienen melodías
y pienso en ti.
Y pienso en ti.

Son las miradas lanzadas a la cara
que me hacen recordar
lo que me estoy perdiendo.
Son las palabras cargadas y agitadas
y tienen el poder
de levantar el viento
desde esta cama.

En mi manera de bailar
desde esta alegre impunidad
hay veces,
no muchas ni tampoco pocas,
que pienso en ti.

Hay algo sobrenatural,
hay algo retorcido.
Hay veces,
no muchas ni tampoco pocas,
que pienso en ti.
En mi cama vacía
huele a avería.
Hay veces.
no muchas ni tampoco pocas,
que pienso en ti.

Hay algo delicioso
en mi manera de bailar.
Hay veces,
no muchas ni tampoco pocas,
que pienso en ti.

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