Aquest 9 de març es compleixen 50 anys de l’inici de la Caputxinada, la tancada amb què un grup d’opositors al règim franquista volia crear un sindicat d’estudiants democràtic. La policia va encerclar el convent dels caputxins de Sarrià durant tres dies i l’11 de març de març va entrar-hi per detenir els participants. Recordem els fets amb el poema «Setenta y dos horas», de José Agustín Goytisolo, que va viure els fets en primera persona.

Foto: Guillem Martínez / Arxiu Nacional de Catalunya


SETENTA Y DOS HORAS

Sí sabía con quien estaba hablando
pero fingió sorpresa: no sirvió.
También sabía dónde le llevaban
y el ritual que seguía: foco en los ojos
y los brazos atados a la espalda
con la pregunta airada. ¿Organizaste
el lío? No: él asistió invitado
por unos estudiantes. ¿Quiénes eran?
No sabía. Pero quiso ir con ellos
a una reunión libre. ¿Dices libre?
No estaba autorizada. No sabía.
Pues abajo. En la celda la luz tenue
invitaba a dormir. De nuevo arriba.
Dínos por qué lo hiciste. No hizo nada.
Más bajar y subir: siempre con sueño
que ellos rompían para marearle
y se contradijera. Él pensaba:
igual que siempre setenta y dos horas.

Placa commemorativa a Barcelona dels 40 anys de la Caputxinada Foto: Pere López

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