Entre la cirrosis y la sobredosis
andas siempre muñeca.
Con tu sucia camisa y, en lugar de sonrisa,
una especie de mueca.

¿Cómo no imaginarte, cómo no recordarte
hace apenas dos años?
Cuando eras la princesa de la boca de fresa,
cuando tenías aún esa forma de hacerme daño.

Ahora es demasiado tarde, princesa.
Búscate otro perro que te ladre, princesa.

Maldito sea el gurú
que levantó entre tú y yo un silencio oscuro,
del que ya sólo sales
para decirme: “vale, déjame veinte duros”.

Ya no te tengo miedo nena,
pero no puedo seguirte en tu viaje.
Cuántas veces hubiera dado la vida entera
porque tú me pidieras llevarte de equipaje.

Ahora es demasiado tarde, princesa.
Búscate otro perro que te ladre, princesa.

Tú que sembraste en todas
las islas de la moda las flores de tu gracia,
¿cómo no ibas a verte envuelta en una muerte
con asalto a farmacia?

¿Con qué ley condenarte
si somos juez y parte todos de tus andanzas?
Sigue con tus movidas, reina,
pero no pidas que me pase la vida pagándote fianzas.

Ahora es demasiado tarde, princesa.
Búscate otro perro que te ladre, princesa.

Ahora es demasiado tarde, princesa
Búscate otro perro que te ladre, princesa.

Foto: www.jsabina.com

Nou comentari

Comparteix

Icona de pantalla completa