Desde aquí, desde mi casa
veo la playa vacía.
Ya lo estaba hace unos días,
ahora está llena de lluvia.
Y tú ahí sigues sin paraguas,
sin tu ropa, paseando,
como una tarde de julio,
pero con frío y tronando.

¿Se puede saber qué esperas?
¿Que te mire y que te seque?
¿Que te vea y que me quede
tomando la luna juntos?
La luna, tú y yo expectantes
a que pase algún cometa
o baje un platillo volante.

Y la playa llora, llora.
Y desde mi casa grito
que aunque pienso en abrazarte,
que aunque pienso en ir contigo,
el doctor me recomienda
que no me quite mi abrigo
y que no esté ya más contigo.
Y yo no puedo negarme,
pues el tipo soy yo mismo.

Estudié mientras dormías,
y aún repaso las lecciones
una a una cada día.

Yo no puedo aconsejarte,
ya es muy duro lo que llevo.
Dejemos que corra el aire
y digámonos adiós.

Aunque sigas suspirando
por algo que no era cierto,
me lo dicen en los bares,
es algo que llevas dentro.
Que no quieres que te quieran,
solo quieres que te abracen.
Y publicas que no tuve ni valor para quedarme.
Yo rompí todas tus fotos,
tú no dejas de llamarme.

¿Quién no tiene el valor para marcharse?
¿Quién no tiene el valor para marcharse?
¿Quién no tiene el valor para marcharse?
¿Quién prefiere quedarse y aguantar?
¿Marcharse y aguantar?

www.ivanferreiro.es

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