Un día sucede, sin aviso,
que te agachas definitivamente,
a ras de suelo,
que tocas sus pies, los descalzas,
que comienzas a mirarla desde abajo,
sin verle los ojos,
comienzas a vestirla y ella se deja
apoyando sus manos en tus hombros.
Y no sucede nada más
y sin embargo tú percibes su derrota
y comienzas a amarla de otro modo,
vencida tú también, ambas vencidas
y el tiempo comienza la cuenta atrás.
Vestir a mi madre
Y sin embargo tú percibes su derrota / y comienzas a amarla de otro modo

Data de publicació:
04
de maig
de
2025
Última modificació:
04
de maig
de
2025